Nutrición laboral
Una alimentación saludable mejora el rendimiento del trabajador aumentando su productividad y disminuyendo considerablemente los costos empresariales. Se ha comprobado que prestando especial hincapié al consumo de frutas y verduras, a la disminución de grasas y sodio, y a la promoción de la vida activa, no sólo mejora la calidad de vida sino que reduce significativamente el ausentismo.
Debiera concebirse al ámbito laboral como uno de los sitios donde puede trabajarse el cambio de hábitos alimentarios, aceptando que resulta imposible pretender que un trabajador se alimente adecuada y saludablemente y realice actividad física, sin incorporar dichas rutinas a la jornada laboral.
La alimentación laboral puede mejorarse teniendo en cuenta algunas recomendaciones:
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Planificar la alimentación de todo el día antes de salir de casa.
- Al levantarse realizar un buen desayuno, para comenzar el día con más energía (infusiones, pan o cereales, frutas, etc).
- Llevar al trabajo la colación que se va a consumir a media mañana (algunas opciones pueden ser yogur descremado con frutas o cereales, frutas, gelatina, 2 vainillas o biscuits). Evitando consumir paquete de galletitas o facturas muy comunes en los ámbitos laborales.
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En el almuerzo si se decide comer fuera de la compañía, elegir un restaurante que disponga de un menú de alternativas bajas en grasa (carnes magras a la plancha, parrilla o al horno y de guarniciones de vegetales crudos o al vapor)
- Si el horario de almuerzo se utiliza para hacer actividad física, lo recomendable es llevarse comida en un tupper para después realizar el almuerzo en base a hidratos de carbono.
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A la tarde realizar la merienda, no se recomiendo pasar toda la tarde sin consumir alimentos.
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Consumir al menos 2 litros de agua por día, tener una botella chica siempre en el escritorio.
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Consumir menos café, sustituyéndolo por otras infusiones (mate cocido, té , mate, etc)
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No picotear galletitas, facturas, dulces, etc, porque sólo aportan grasa y azucares.
A corto plazo, una alimentación desequilibrada puede producir en forma generalizada carencias específicas de ciertas vitaminas o minerales que influyen negativamente sobre el rendimiento físico e intelectual:
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La deficiencia en hierro se relaciona con alteraciones en el funcionamiento del cerebro: capacidad de concentración, memoria.
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La falta de magnesio nos vuelve susceptibles al estrés.
- La escasez de tiamina es causa de depresión, irritabilidad, falta de concentración y memoria.
- Una deficiencia ligera de niacina puede ser causa de depresión.
- La falta de piridoxina puede causar irritabilidad y depresión.
- Con poca B12 se producen alteraciones en el sistema nervioso.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) “los programas de actividad física y alimentación saludable en el ámbito laboral pueden reducir en el corto plazo el ausentismo de 6 a 32%, los costos de salud entre 20 y 55%, e incrementar la productividad entre un 2
y un 52%”